Por Miguel Martinez
El dirigente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Guido Gómez Mazara, negó hoy que dirigentes del partido allegados a Hipólito Mejía colaboren con el Gobierno como dijo recientemente Miguel Vargas Maldonado en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio.
“Constituye un argumento incierto que gentes cercanas al ex presidente Mejía estén en franca colaboración con la gestión presidencial de Danilo Medina”, expresó Gómez Mazara a través de una carta enviada hoy al director de este medio, Bienvenido Álvarez Vega.
La misiva dice en uno de sus párrafos que las ideas, militancias y convicciones no cambian por relaciones primarias en una sociedad donde las cndancias nos acercan.
“Si el compañero Vargas Maldonado lo hubiese tenido presente no agrede innecesariamente a tres compañeros como César Sánchez, Arturo Martínez Moya y Fabricio Gómez”, agrega Guido.
A continuación el texto íntegro de la carta escrita por Guido Gómez Mazara
14 de diciembre de 2013.
Santo Domingo, D.N.
Licenciado
Bienvenido Álvarez Vega
Director del periódico Hoy
Estimado Amigo:
En la tradición navideña, los dominicanos hacemos una pausa en el ritmo de nuestras actividades, y los festejos y celebraciones de fin de año imponen niveles de tranquilidad en una sociedad que siempre anda sometida a toda clase de sobresaltos. De antemano, pido excusas. Asimismo, dejar pasar y/o guardar silencio podría constituir una injustificada postura para los que como yo, creemos en el debate de las ideas y estamos preocupados por el sendero autoritario y las mentalidades de escasa vocación democrática que controlan las organizaciones partidarias.
La comparecencia del compañero Miguel Vargas en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio y recogidas en los periódicos Hoy, El Día y El Nacional expresan con enorme claridad la esencia de las diferencias alrededor del PRD: un partido de enorme tradición liberal controlado por un sector conservador que se resiste a respetar el disenso y pretende hacer de la plataforma organizacional un instrumento al servicio de una aspiración presidencial.
Los que no coincidimos con su gestión partidaria, estaríamos encantados al disfrutar un intercambio de ideas donde el exponente de la formalidad institucional hiciera, de su encuentro con un importante sector de la prensa, un espacio para la promoción de sus logros en los últimos cuatro años al frente del PRD. Sobre todo, porque amplios sectores del país entiende que un partido del siglo 21 debe impulsar transformaciones esenciales, y como el Ingeniero Vargas Maldonado ocupa la presidencia del PRD desde el 19 de Julio del 2009, hubiese sido interesante un pase de balance a su gestión para exhibir una escuela de formación política abierta a todos, rendición de cuentas sobre el manejo de los fondos partidarios, una apertura hacia franjas emergentes de la sociedad para potenciar acuerdos electorales, procesos de promoción institucional pautados por el talento y la preparación y no al servicio de lealtades grupales, reformulación de las cuotas de representación en los mandos partidarios en proporción a las cuotas electorales en provincias y municipios, desarrollo de una política de oposición efectiva y coherente, reconquistar el espacio democrático y liberal, repensar nuestra relación con mujeres y juventud, reconquistar los sectores de clase media y construir una estrategia hacia la franja intelectual que, históricamente pertenecía o tenia amplios niveles de coincidencia con el partido. ¡Lamentablemente, eso no ha sido posible!
En esencia, el compañero Vargas Maldonado se retrata como un dirigente que intenta imponer “sus reglas” sobre una disciplina institucional que es sinónimo de considerar al resto como subalternos conminados a la obediencia pura y simple. Y esas son reglas impropias de un partido democrático que se entienden, como orientaciones a cumplir, cuando la noción de lo privado intenta imponerse en el terreno de lo público Por eso, pretende establecer los ciclos de duración como titular del PRD, interpreta los plazos a su antojo, rompe con las modalidades de las convenciones ordinarias y “decide” realizarlas de forma escalonada, quiere hacer un padrón a su medida y con los suyos, asume la posibilidad de un ¿consenso? alrededor de que se le entregue la candidatura presidencial, es autoridad, intenta mantenerse en la presidencia, desarrolla su pre-candidatura y se hace acompañar, en el encuentro del Grupo Corripio, por autoridades partidarias que, como los buenos amigos y compañeros, Junior Santos, Peggy Cabral, Iván Rodríguez, Aníbal García, Eduardo Jorge y el diputado R. González, tienen de común denominador pertenecer a “su” proyecto y asumir responsabilidades institucionales. ¿Acaso el conejo Bugs Bunny tendría mejor exponente?
La cultura política dominicana tiene la peculiaridad de subestimar la inteligencia de los ciudadanos. Por eso, muchos exponentes intentan conectar juicios absurdos sin coordinación real, reviviendo al cómico mejicano Mario Moreno Cantinflas, genio del humor que nos introdujo en el mundo de asumir como chistes afirmaciones revestidas de seriedad, pero carentes del elemental nivel de coherencia. Así se explican, dos argumentos respecto de la realidad partidaria, aireados por Miguel Vargas Maldonado que deben ser respondidos con profundo respeto: sus actividades empresariales y la colaboración de gente del sector de Hipólito Mejía con la actual administración del PLD.
En primer orden, nadie anda cuestionando la raíz comercial de Vargas Maldonado. Ese es su oficio y lo tiene como fuente de su desarrollo patrimonial hace más de cuatro décadas. Lo que sí es motivo de debate, consiste en deslindar hasta qué punto el desarrollo de sus empresas limita, dificulta e impide priorizar la política sobre la norma de un hombre que por dedicarse a las actividades productivas, sus objetivos estarían distantes del interés de una organización con las características del PRD. Secundino Gil Morales, Manolo Fernández, Brea Peña, Martínez Francisco, Camilo Lluberes, José Antonio Najri , José Rafael Abinader e Hipólito Mejía han tenido un conocido vínculo con actividades productivas y no existen impugnaciones al respecto.
Cuando Vargas Maldonado trae al centro del debate que una parte importante de sus transacciones comerciales las desarrolla con el estado sabe perfectamente que en una sociedad con escaso desarrollo institucional no existe un deslinde claro entre la naturaleza privada de su negocio y el rol que desempeña dentro de la organización partidaria. Y no es lo mismo venderle un edificio a la Dirección General de Aduanas o alquilar el inmueble donde se alojan las oficinas de Electrificación Rural, desprovisto de la jerarquía de máxima autoridad del PRD que procurar en la DGA una ampliación del contrato de Almadeca, ofertar la venta del edificio donde estaban alojadas las oficinas principales de una importante compañía telefónica a dos instituciones del gobierno y tocar las puertas del banco fundamental del gobierno solicitando un préstamo de millones de dólares en medio del proceso electoral, siendo candidato no victorioso en las internas y principal autoridad del partido opositor de mayor importancia. No es lo mismo ni es igual. Aunque, la afirmación de Vargas Maldonado al respecto es muy clara en su intervención publicada en todos los periódicos del grupo Corripio: “Yo le he vendido a todo el mundo y a todo el que quiera comprar de manera legal le vendo porque ese es mi negocio”.
Aunque no he tenido muchas coincidencias con Miguel Vargas Maldonado reconozco sus aportes financieros al PRD y su dilatada militancia. Soy de los que, cuando la maledicencia propia de la lucha política descarnada, hizo blanco en sus intenciones presidenciales en el 2008 asociándolo al caso Malaya y toda una red de especuladores inmobiliarios, salí en su defensa. Asimismo, después de largos años sin conversar recibí su llamada de agradecimiento porque comente como una insensatez querer relacionarlo a actividades ilícitas por recibir una colaboración de manos del capo puertorriqueño Figueroa Agosto. Mis críticas serán siempre políticas, nunca personales.
A lo que debe acostumbrarse el sector afín a Miguel Vargas es que el debate de las ideas, siempre que se desarrolle dentro del marco del respeto, constituye un valor esencial de la democracia y de un partido como el PRD. Inclusive, el día que todos coincidamos alrededor de los mismos temas, seriamos cualquier cosa menos un partido plural y democrático. Además, las ideas se ripostan con argumentos articulados porque los comentarios insidiosos, el rumor indecente y la invención revelan la incapacidad de sus promotores para el intercambio civilizado de opiniones.
Y lo segundo, constituye un argumento incierto que colaboradores de Hipólito Mejía están en franca colaboración con el gobierno de Danilo Medina. Inclusive, a los que Vargas Maldonado cita de ejemplos expresan ese afán de empequeñecernos en medio de las contradicciones. Cesar Sánchez, es un doctor en ingeniería que tiene veinte años con sus empresas eléctricas y su desarrollo profesional no limita su sentido de compromiso con el PRD. Los documentos sobre el tema eléctrico y las críticas que hacemos en el partido al sector tienen su sello, y si alguien lo conoce a la perfección es su compañero de habitación en la Universidad de Mayagüez: Miguel Vargas Maldonado. Con Arturo Martínez Moya, el pleito es viejo. Un economista de larga data, doctor y cabeza del equipo económico del PRD que asumió un rol fundamental en la pasada campaña electoral, nunca estuvo cerca de Vargas Maldonado en la lucha por la nominación presidencial y era el rostro adverso a la cabeza económica del sector del ex ministro de obras publicas 2000-2012, que lo orientaba Andy Dauhajre.
Señalar a Fabricio es una forma indirecta de responderme. En esencia, he sostenido críticas institucionales a su gestión y hace un mes demostré que había adquirido vehículos y motores sin concurso. Tanto ADOCCO, los doctores Morel Cerda como Carlos Salcedo y la titular de la Dirección de Compras y Contrataciones Públicas establecieron lo improcedente, ilegal y poco transparente de la operación. No es a mi hermano, es conmigo. Afortunadamente, no es un empleado público que colabora con el gobierno de Danilo Medina Sánchez y tenemos la suerte de que sus credenciales académicas provienen de una escuela económica que, como la chilena, se consigue por la fuerza de la formación y el talento. Y si lo hiciera, acaso eso impide o limita sus simpatías con el PRD? De paso, y esto si tiene una carga familiar/personal: los hijos de Maximiliano Gómez y Carmen Mazara exhibimos grados universitarios y cuando salimos del país lo hacemos para prepararnos académicamente.
Finalmente, las ideas, militancias y convicciones no cambian por relaciones primarias en una sociedad donde las colindancias nos acercan. Si el compañero Vargas Maldonado lo hubiese tenido presente no agrede innecesariamente a tres compañeros como César, Arturo y Fabricio. Sobre todo, porque en la misma mesa en que impugnaba, tenemos claras manifestaciones de entrega al partido, sin que el desarrollo de sus actividades profesionales y su sentido de compromiso los invalide. ¿Deja de ser doña Peggy una buena perredeista porque su fundación recibe fondos públicos para reeducar a ciudadanos en las cárceles del país, invalida a Iván Rodríguez ser consultado por el sector impositivo de cualquier gobierno, perdió su identidad partidaria Eduardo Jorge, cuando una cabeza jurídicamente iluminada como la suya, coincidía con el proceso de reforma constitucional del 2010 y Aníbal García está invalidado por las gestiones de co-gobierno con otras fuerzas en la Cooperativa de Maestros?.
¡Cuanta pequeñez revestida de política!
Tomado de hoy.com.do
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