Por César Núñez Jáquez
La actitud asumida por Miguel Vargas Maldonado en la situación que mantiene inoperante al principal partido del país, molesta en amplios sectores de la sociedad. Decimos de Vargas Maldonado, pues desde el otro sector en conflicto se ha podido notar una postura diferente. Hemos visto al expresidente Hipólito Mejía llamar al diálogo, solicitar públicamente la mediación de las Iglesias, e incluso apartarse si él representaba algún obstáculo para que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se cohesionara y asumiera el rol que gran parte de la nación espera, defender los intereses de las mayorías frente a un gobierno abusivo e indolente.
Desde la misma campaña presidencial del 2012 todo el mundo pudo constatar la posición asumida por el Señor Vargas en detrimento del candidato del partido del cual él era presidente y en beneficio del partido que su socio, Leonel Fernández, funge como presidente. Pero como dicen: “toda dificultad trae su oportunidad”, ha quedado más que evidente que el excandidato presidencial del PRD en 2008 como político deja mucho que desear y como luchador por mejores condiciones para todos en la nación, peor aún. Le ha ocasionado un gran daño no sólo al partido más votado en 2012, a pesar del trabajo de Vargas Maldonado para que esto no fuera así, también a la democracia dominicana. Su alianza con la corporación pldista es indiscutible, y al saberse que no cuenta con más de un 6% de apoyo a lo interno de su organización política trate de buscar aprobación al amparo de los grupos gobernantes.
Mucho se le ha escuchado mencionar la palabra institucionalidad, que por cierto no puede esconder la reza dictada por algún asesor. Vale preguntar, ¿de qué institucionalidad nos habla? Un señor que manejó el PRD como si el mismo fuese una empresa particular, pero una de único dueño. Iniciemos con aquel famoso pacto de las corbatas azules, el cual rubricó junto a Leonel Fernández sin siquiera someterlo a los organismos competentes; organismos que según algunos de sus miembros no eran llamados a sesionar como lo estipula los estatutos del partido; sustituyó miembros de organismos como el fiscal sin el debido proceso para colocar un individuo que respondiera a sus intereses personales, por supuesto otro acto más fuera de la institucionalidad; y qué decir que el 18 de Mayo del 2012 alteró el listado del CEN, para excluir los escogidos para sustituirlos una vez más por aquellos que respondan a sus oscuros intereses en contubernio una vez más con instancias moradas.
Miguel Vargas Maldonado no tiene reparos en mostrar su determinación en el intento por debilitar la democracia para evidentemente favorecer los planes continuistas del PLD. Para nada le interesa que el partido blanco, aquel de las grandes mayorías asuma su papel en estos momentos determinantes de la vida de la República Dominicana, la sociedad clama por el contra peso a la manera de gobernar de quienes hoy dirigen el gobierno. Vargas le ha clavado una puñalada al país, y por esto sabemos que políticamente no tiene mucho futuro, si entendemos que ha de estar logrando pingües beneficios económicos por su papel desempeñado en perjuicio de su propio partido y la institucionalidad nacional.
¿Qué se puede esperar de quien hizo esfuerzos para contribuir a que el partido que este presidía no lograra la victoria que la gran mayoría esperaba y batalló para que así fuera? Pareciera una burla que aspire a ser candidato presidencial de ese mismo partido, ¿con qué moral se presentaría frente a esa militancia que tan vilmente traicionó?
La irresponsabilidad mostrada desde su presidencia, no solo con la dirigencia y militancia blanca sino también con los sectores que se unieron para desplazar al PLD, se le empezó a cobrar y se le continuará cobrando. Los sectores sanos y comprometidos con lograr un país democrático, institucional y con igualdad de oportunidades nos mantendremos atentos para adversar donde sea necesario tanto la corporación pldista como sus socios infiltrados en otras organizaciones como es el caso de Miguel Vargas Maldonado y el pequeño grupo que le acompaña y debe lealtad… pues entre otras cosas han abusado de los recursos que la Junta Central ha entregado al PRD, pues claro de manera no institucional.
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