miércoles, 15 de octubre de 2014

De la fiebre en la sábana y el irse por las ramas

Por MILLIZEN URIBE

En una sociedad del espectáculo, como la nuestra, los directores del show sacrifican actores por el rating o la popularidad.

No importa si el tema es tan delicado como el Sistema de Salud o la muerte de niños, irse por las ramas es lo común cuando la voluntad política no está encaminada a hacer los cambios trascendentales que requiere la mayoría.

La reciente encuesta Gallup-HOY reveló que la salud está entre las principales preocupaciones de los dominicanos. La muerte de once infantes un fin de semana en el Robert Reid demuestra que el temor es justificado.



Este hecho no debe verse aislado ni de manera coyuntural porque evidencia altos niveles de inequidad económica y social, reflejados en la gran pobreza, que se alimenta de políticas de inversión y gastos erradas, centradas en derroche y corrupción.

En consecuencia, he ahí la crisis de este hospital, que no es única ni aislada y se repite en la mayoría de los centros de salud pública del país.

Ante esto, ya hay quienes demandan aumentar el presupuesto de Salud, algo válido, si tomamos en cuenta que República Dominicana está entre los países que destinan menor partida presupuestaria a este sector (1.8% del PIB este año y 1.7 para el 2015).

Sin embargo, la solución del Sistema de Salud no pasa solo por la inversión y ahí está Educación con su 4% como evidencia de que además de recursos, importa el modo de inversión y manejo y, por ende, de en manos de quienes estamos poniendo más dinero y de lo que acostumbran a hacer con los recursos públicos.

Un ejemplo es la Vicepresidenta de la República quien, entre risas, asegura que ella ya hubiese resuelto el problema del Robert Reid. Olvida que no es una simple espectadora: tuvo ocho años de Primera Dama y lleva dos de vicemandataria, manejando buenos presupuestos, apadrinando este hospital y la crisis persiste.

De ahí que un país distinto amerite actores diferentes y un modelo de inversión pública que priorice las necesidades básicas de la población, no la política de varilla, cemento y sobrevaluación, tan rentable para compañeritos del partido y empresarios, que estimula la privatización.

El tema tampoco se resuelve con decretazos, sino que hacen faltas políticas públicas orientadas a un Sistema de Salud público gratuito y de calidad.

Los dominicanos capaces de anteponer el bienestar colectivo a los intereses personales y partidarios deben romper con quienes hagan lo contrario y forjar un país distinto, apostando por cambios sistémicos, no coyunturales.

Después de todo, de buscar la fiebre en la sábana y del irse por las ramas está plagada la historia de esta nación donde pobreza y muerte son las constantes en la mayoría de su población: los hijos de Machepa.

Tomado de hoy.com.do

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