sábado, 18 de octubre de 2014

Recetas para el FMI, BID y BM

Por JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS

De vez en cuando y a veces a menudo, nos visitan los representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). Estos gendarmes financieros internacionales, tal como en la antigüedad apuraban la cicuta, nos recetan unas reformas fiscales más letales que aquella poción que ya de por sí mataba al que la ingería.

Pero, ¿Por qué analizan y recomiendan medidas improcedentes con el grado de apremio económico que tenemos? ¿Por qué analizar simplemente la creación de tasas impositivas sin analizar cómo se pueden reducir los gastos gubernamentales? ¿Acaso se confabulan con los funcionarios públicos y administradores de nuestras instituciones?



Creemos que al parecer es más fácil recomendar impuestos que analizar como se reducen los gastos gubernamentales, la mayoría de ellos superfluos. ¿Por qué estos fiscalizadores no escudriñan en los gastos innecesarios del tren gubernamental. Si no lo entienden, les vamos a señalar algunos de las economías que se pueden llevar a cabo sin tener que aumentar la carga fiscal, a un pueblo que ya está harto de este tipo de recomendaciones.

Empecemos por nuestro Congreso. Cómo es posible que en un país pobre un legislador perciba mensualmente más de un millón de pesos para realizar una labor de apenas cuatro o cinco sesiones mensuales. Además, ¿Por qué se le otorgan dos exoneraciones de vehículos de lujo, cuando la mayoría las vende? También, ¿Es posible que no observen como actos de corrupción y de clientelismo político el hecho de recibir los denominados “barrilitos”, “corralitos”, “canastas navideñas” y “hasta habichuelas con dulce?”. Aparte de los privilegios de no pagar el impuesto sobre beneficios, tener chofer, una oficina con secretaria y cuando se desplazan, pago de alojamiento, combustible y dietas para alimentos. ¿Cuántos millones de pesos nos ahorraríamos si se limitaran estos privilegios irritantes? Pero no, hacen como el avestruz para no ver el peligro.

Los sueldos de muchos de los encumbrados políticos que les ha caído del cielo la administración, gerencia o cualquier función de dirección. Los salarios, estipendios, dietas, combustible y el uso ilimitado de las tarjetas de crédito, es una afrenta para un paupérrimo pueblo, que tiene que pagar por la fiesta y música que no bailó. ¿Cómo es posible que a un miembro de un Consejo Directivo de una empresa pública se le pague entre 200,000.00 y 300,000.00 pesos por asistir a sesiones de un Directorio que apenas duran Y alrededor de dos horas?

Ya quisiera el presidente de los Estados Unidos de América, un salario mensual como el del Gobernador del Banco Central, de un país representante de la quintaesencia de la pobreza y que además, después de haberse jubilado, cobra dos sueldos. Debemos resaltar además, que si este funcionario público asalariado asiste a un directorio de cualquier índole, cobra una dieta exorbitante por una función que es parte de su trabajo.

Hay directores de empresas estatales, que no sólo devengan altos salarios, sino que se les expide una tarjeta de crédito, la mayoría “Platino”, para que inviten a comilonas a sus “cachanchanes” en donde se descorchan costosas bebidas y por supuesto, la comida debe ir acompañada de un vino de marca. Estos pelafustanes, si se investiga sus orígenes, algunos vinieron de lugares tan recónditos como la Loma de Babosico o vivieron en barrios marginados, verbigracia Los Kilómetros, Gualey o Mono Mojado, por lo que ahora para disimular, hacen gala de ostentación y refinamiento.

Y qué decir de nuestra Cancillería, en donde se ha nombrado un sinnúmero de imberbes hijos de encumbrados “compañeritos”, que deben ser designados en cargos diplomáticos aunque no asistan al lugar de trabajo, y cuando lo hacen es para que el cheque no se lo embolse otro. Los diplomáticos de una embajada dada, deben ser personas especializadas en comercio exterior, mercadeo, estadísticas, cultura y ser refinadas para que puedan “vender al país”; no becaditos para hacer labores de “niños lindos”, ministros consejeros, secretarios, auxiliares, o cónsules rompe brazos de los que por necesidad forman parte de la diáspora dominicana. Lo peor de esta clase privilegiada, es que muchos embajadores, ministros consejeros y hasta secretarios de nuestras legaciones, viven en el país y tienen la cachaza de cobrar en dólares por unas funciones que no desempeñan. Si esto no es corrupción, estafa o asalto al erario ¡A mí que me registren!

¿Por qué no investigan el destino de los 130 millones de dólares de la Sun Land? Y qué decir del peaje abusivo que se cobra en la mal denominada “autopista Juan Pablo II” hacia Samaná, en donde el Estado Dominicano fue inducido a firmar un contrato leonino, por el cual deberá pagar a la compañía constructora un “peaje sombra” ascendente a unos 2,500 millones de pesos anuales. Y qué decir del elevado número de ONG, muchas de ellas rémoras cuyos fines son desconocidos e inclusive enfrentan al Gobierno.

Si los organismos internacionales señalados supra hicieran una investigación profunda, de lo antes expuesto y también escudriñaran en los cientos de empleos de los denominados “botellas” y “botellones”, de seguro no tendrían que acudir a una receta tipo purgante como las reformas fiscales, que solo afectan a los más pobres y traen malestar y penurias a muchísimos padres de familia.

Tomado de hoy.com.do

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