Recién comienza una lucha de RD y Haití por reafirmar su Soberanía
Los últimos comportamientos del Doctor Fernández son contradictorios. Por un
lado sigue “tan campante” como si no se le estuviera cayendo el mundo encima, y
por el otro, acelera su juramentación como diputado del Parlacen, en búsqueda
de inmunidad.
Ahora, el Doctor Fernández está confiado en que los dominicanos y dominicanas no tienen memoria. Fíjense: Ante las declaraciones del Presidente Medina y el clamor de la sociedad, descargando su ira contra la Barrick y su leonino contrato, el señor Fernández, confiando en esa desmemoria, apoya la valiente actitud del mandatario, cuando todo el mundo sabe que fue el mismo Doctor Fernández, en la cúspide de su poder, el que envió al Congreso las vergonzosas enmiendas al contrato, instruyendo a los sumisos y vergonzantes congresistas para que las aprobaran, incluso sin leerlas.
Y tal parece que la relación del Doctor Fernández con los dueños de la Barrick venía de viejo. En el mes de octubre del 2011, el valiente congresista argentino Miguel Bonasso puso a circular su libro “El Mal, el Modelo K y la Barrick Gold”, donde, en la página 453 dice: “El domingo (febrero 2011, F. D.) al mediodía los conjurados recibieron la visita del presidente de la República Leonel Fernández, que almorzó con ellos. El presidente Fernández le había otorgado la nacionalidad (dominicana, F. D.) a Gustavo Cisneros por su “larga vinculación con Dominicana” y, sobre todo, porque era el director de la Barrick, dueña de la mina Pueblo Viejo, en la que supuestamente invertirían 3,000 millones de dólares (…). Durante seis años la empresa no tendría que pagar un solo dólar de impuestos o regalías hasta amortizar su inversión”.
¿Quiénes eran esos “conjurados y dónde estaban reunidos? : Nada más y nada menos que George Herbert Bush y su hijo, George W. Bush, el ex primer ministro de Canadá Brian Mulroney, el ex jefe del gobierno español José María Aznar y el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe (página 452). Estaban reunidos en “La Serenísima”, palacio de tipo colonial que tiene Cisneros en La Romana, y Bonasso los denomina “conjurados” porque en aquella reunión secreta estaban complotando contra el gobierno de Chávez y planificando las operaciones de Barrick en Dominicana y Argentina, siendo los Bush y Cisneros accionistas y miembros de su directorio, como lo son Mulroney y Aznar.
El episodio de la Barrick recién comienza. La sociedad ha hablado, apoyando la decisión del Presidente de revisar el contrato. Y no solo eso, sino que días atrás “los senadores haitianos convocaron una moratoria en todas las actividades mineras conectadas con el reciente otorgamiento de permisos de minería para oro y cobre en Haití”.
Recién comienza una lucha de República Dominicana y Haití por reafirmar su Soberanía y la defensa de su riqueza minera y el medio ambiente.
Ahora, el Doctor Fernández está confiado en que los dominicanos y dominicanas no tienen memoria. Fíjense: Ante las declaraciones del Presidente Medina y el clamor de la sociedad, descargando su ira contra la Barrick y su leonino contrato, el señor Fernández, confiando en esa desmemoria, apoya la valiente actitud del mandatario, cuando todo el mundo sabe que fue el mismo Doctor Fernández, en la cúspide de su poder, el que envió al Congreso las vergonzosas enmiendas al contrato, instruyendo a los sumisos y vergonzantes congresistas para que las aprobaran, incluso sin leerlas.
Y tal parece que la relación del Doctor Fernández con los dueños de la Barrick venía de viejo. En el mes de octubre del 2011, el valiente congresista argentino Miguel Bonasso puso a circular su libro “El Mal, el Modelo K y la Barrick Gold”, donde, en la página 453 dice: “El domingo (febrero 2011, F. D.) al mediodía los conjurados recibieron la visita del presidente de la República Leonel Fernández, que almorzó con ellos. El presidente Fernández le había otorgado la nacionalidad (dominicana, F. D.) a Gustavo Cisneros por su “larga vinculación con Dominicana” y, sobre todo, porque era el director de la Barrick, dueña de la mina Pueblo Viejo, en la que supuestamente invertirían 3,000 millones de dólares (…). Durante seis años la empresa no tendría que pagar un solo dólar de impuestos o regalías hasta amortizar su inversión”.
¿Quiénes eran esos “conjurados y dónde estaban reunidos? : Nada más y nada menos que George Herbert Bush y su hijo, George W. Bush, el ex primer ministro de Canadá Brian Mulroney, el ex jefe del gobierno español José María Aznar y el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe (página 452). Estaban reunidos en “La Serenísima”, palacio de tipo colonial que tiene Cisneros en La Romana, y Bonasso los denomina “conjurados” porque en aquella reunión secreta estaban complotando contra el gobierno de Chávez y planificando las operaciones de Barrick en Dominicana y Argentina, siendo los Bush y Cisneros accionistas y miembros de su directorio, como lo son Mulroney y Aznar.
El episodio de la Barrick recién comienza. La sociedad ha hablado, apoyando la decisión del Presidente de revisar el contrato. Y no solo eso, sino que días atrás “los senadores haitianos convocaron una moratoria en todas las actividades mineras conectadas con el reciente otorgamiento de permisos de minería para oro y cobre en Haití”.
Recién comienza una lucha de República Dominicana y Haití por reafirmar su Soberanía y la defensa de su riqueza minera y el medio ambiente.
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