Querella contra Leonel debería asumirse con seriedad y respeto
Quien lee la querella interpuesta ante la Fiscalía del Distrito del Dr.
Guillermo Moreno, presidente del Partido Alianza País, en contra de ex
presidente Fernández y la FUNGLODE, pensara, si es extraño a nuestro acontecer
político, que se trata de un guión ingenioso hecho para una película o novela de
ficción; pero no lo es.
Cuando cayó en mis manos, comencé a leerla más por curiosidad ciudadana que como abogado, no siendo especialista en la materia, interesado en evaluar su contenido y argumentos habiendo escuchado al propio Dr. Moreno en programas de televisión y referida la historia mil veces por retazos, con versiones diversas, dando por supuesto que ya me la sabía con pelos y señales. Pero no. En entramado me atrapó hasta el final, repasando y cotejando cada página y su pie de nota, los abundantes datos y documentos evidenciados como elementos probatorios, llegando a la conclusión de que se trata de una querella bien sustentada, elaborada con rigurosa disciplina y lógica cartesiana a la que hay que ponerle asunto, teniendo el Ministerio Público y los jueces de fondo, llegado el caso, un grave compromiso que pondrá a prueba, una vez más, la integridad, independencia y soberanía del tribunal al momento juzgar los hechos y producir sentencia.
Dicha querella debería asumirse con mayor seriedad y respeto, no tratar de descalificarla asumiendo que carece de fundamento y que se trata “de un protagonismo mediático con fines eminentemente políticos”, pues políticos son los hechos y actores que la generaron y deben responder conforme con la Constitución y las leyes que juraron respetar al asumir una función pública. El Consejo de Defensa y adláteres deberían hilar mejor su defensa y no descansar, como parece ser, en el blindaje del poder fáctico que le asiste y las veleidades demostradas tantas veces por el Poder Judicial en su conjunto.
La sociedad victimizada debe estar atenta dada la gravedad de las alegadas violaciones cometidas por el Presidente Fernández y otros implicados como cómplices o testaferros del acusado en las operaciones y maniobras de la Funglode, que incriminan disposiciones penales como el perjurio, la concusión, el enriquecimiento ilícito, el lavado de activos, y la normativa Constitucional que “proscribe la corrupción en todo organismo del Estado” (Art. 146, ordinales 1, 2 ,3 , y 4 y Art. 102 de anteriores constituciones.)
Las implicaciones del juicio planteado que pudiera invalidar las pretensiones del ex Presidente Fernández y de participar como candidato presidencial de su partido en las venideras elecciones generales del 2016 y extender su hegemonía personal e institucional de los poderes del Estado “at infinitum”, y el sometimiento a su capricho de los fondos públicos (Déficit Fiscal, 2012) y los recursos naturales del Estado mediante concesiones onerosas (Barrick), de seguro que mantendrá en vilo a importantes sectores de la vida nacional interesados en que se celebre un juicio transparente, imparcial donde, la verdad resplandezca y al final renazca, de nuevo, la esperanza:
“Un nido de constructiva paz en cada palma/ y a propósito del alma el enjambre de besos y el olvido.”
Cuando cayó en mis manos, comencé a leerla más por curiosidad ciudadana que como abogado, no siendo especialista en la materia, interesado en evaluar su contenido y argumentos habiendo escuchado al propio Dr. Moreno en programas de televisión y referida la historia mil veces por retazos, con versiones diversas, dando por supuesto que ya me la sabía con pelos y señales. Pero no. En entramado me atrapó hasta el final, repasando y cotejando cada página y su pie de nota, los abundantes datos y documentos evidenciados como elementos probatorios, llegando a la conclusión de que se trata de una querella bien sustentada, elaborada con rigurosa disciplina y lógica cartesiana a la que hay que ponerle asunto, teniendo el Ministerio Público y los jueces de fondo, llegado el caso, un grave compromiso que pondrá a prueba, una vez más, la integridad, independencia y soberanía del tribunal al momento juzgar los hechos y producir sentencia.
Dicha querella debería asumirse con mayor seriedad y respeto, no tratar de descalificarla asumiendo que carece de fundamento y que se trata “de un protagonismo mediático con fines eminentemente políticos”, pues políticos son los hechos y actores que la generaron y deben responder conforme con la Constitución y las leyes que juraron respetar al asumir una función pública. El Consejo de Defensa y adláteres deberían hilar mejor su defensa y no descansar, como parece ser, en el blindaje del poder fáctico que le asiste y las veleidades demostradas tantas veces por el Poder Judicial en su conjunto.
La sociedad victimizada debe estar atenta dada la gravedad de las alegadas violaciones cometidas por el Presidente Fernández y otros implicados como cómplices o testaferros del acusado en las operaciones y maniobras de la Funglode, que incriminan disposiciones penales como el perjurio, la concusión, el enriquecimiento ilícito, el lavado de activos, y la normativa Constitucional que “proscribe la corrupción en todo organismo del Estado” (Art. 146, ordinales 1, 2 ,3 , y 4 y Art. 102 de anteriores constituciones.)
Las implicaciones del juicio planteado que pudiera invalidar las pretensiones del ex Presidente Fernández y de participar como candidato presidencial de su partido en las venideras elecciones generales del 2016 y extender su hegemonía personal e institucional de los poderes del Estado “at infinitum”, y el sometimiento a su capricho de los fondos públicos (Déficit Fiscal, 2012) y los recursos naturales del Estado mediante concesiones onerosas (Barrick), de seguro que mantendrá en vilo a importantes sectores de la vida nacional interesados en que se celebre un juicio transparente, imparcial donde, la verdad resplandezca y al final renazca, de nuevo, la esperanza:
“Un nido de constructiva paz en cada palma/ y a propósito del alma el enjambre de besos y el olvido.”
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