El nuevo gobierno encabezado por Danilo Medina pareciera estar jugando al agotamiento de las protestas que se desarrollan en reclamo de que se establezcan responsabilidades por la creación del actual déficit fiscal de más de doscientos mil millones de pesos, así como en contra de la recientemente aprobada reforma tributaria.
Lo que no está calculando el pesidente Medina es que es en enero cuando se sentirá con mucho más fuerza el impacto de la reforma tributaria en un sector que todavía no se integra a estas, y me refiero a los sectores populares.
Decía esta semana Miguel Ceara Hatton que los alimentos que han sido incluidos en la base imponible del ITBIS, como son el azúcar, la grasa vegetal, el chocolate y el café, representan el 20% de la ingesta de calorías del 40% de la población más pobre.
Por tanto, cuando llegue enero, las amas de casa y las personas que trabajan en el sector informal, que representan el 60% de los trabajadores dominicanos, sentirán de manera más acentuada la resaca navideña, ya que sus ingresos se verán reducidos como consecuencia del proceso inflacionario que ya empezó, así como por el aumento del precio de los alimentos.
En enero las protestas, lejos de su reducirse, podrían fortalecerse con la inclusión de otros actores, lo que deteriorará más la gobernabilidad.
A todo esto hay que sumar las declaraciones que día a día vierten funcionarios y exfuncionarios públicos, agregando combustible a la generalizada indignación. El ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, Franklin Almeyda Rancier y Euclides Gutiérrez Felix, entre otros, han proferido acusaciones intimidatorias a quienes hoy protestan desde las calles del país.
Danilo Medina no debe seguir ignorando a la sociedad que hoy le reclama desde las calles, en pos de apoyar a sus aliados de campaña, ya que si bien es el presidente de todos, el soberano es el pueblo y no el Partido de la Liberación Dominicana y mucho menos su comité político.
Es hora entonces de que el presidente retome el diálogo, detenga la implementación de la reforma tributaria, y se aboque a negociar una reforma fiscal integral como nunca se ha hecho en la República Dominicana, ya que en enero las protestas no habrán cesado y la gente estará aún más indignada.
Olaya Dotel
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