Recuento de los más importantes mensajes de mis artículos en 2012
El medio centenar de artículos escritos durante un año llevó mensajes que no
pueden dejarse al libre albedrío de la memoria. Por eso, no está de más
puntualizar lo que parece haber sido lo más importante de este particular punto
de vista.
Enero, comprobó que las librerías se extinguen como vela de sebo y que el único deber de los historiadores es expresar la verdad. Obama negocia con los talibanes en Afganistán al no poder vencerlos a fuerza de guerra. El túnel en solo un sentido por la avenida Ortega y Gasset hacia la Universidad Autónoma de Santo Domingo fue un asalto a mano armada contra la economía nacional.
Febrero, pudo comprobar que los auspiciadores del Metro mienten y se desmienten todos los días enredándose con un nudo imposible de desatar. El enriquecimiento ilícito obliga al grupo gobernante a aferrarse al poder violando Constitución y leyes. Descubrimos la caoba que envuelve el mausoleo de Che Guevara en Santa Clara, Cuba, como dominicana. Las cancelaciones de visas de Estados Unidos a funcionarios gubernamentales se convirtieron en secreto de Estado.
Marzo encontró al entonces Presidente de la República distrayendo a la nación con ditirambos mentirosos mientras asesinaban, sin razón aparente, a un hijo de Claudio Caamaño Grullón. Todavía la justicia no encuentra el camino hacia la condena del matador.
Abril fue cuando la gente del Metro descubrió el agotamiento de las mentiras para ocultar las perversidades de ese despilfarro. Mientras, el sentido común descubría que los corruptos se benefician más del desorden y la ineficiencia. Este glorioso mes recordaba que la historia de los militares constitucionalistas todavía está por elaborarse, tomando en cuenta los rumbos y actitudes que tomaron después de 1965.
Mayo descubría que por cada militar estadounidense muerto en el campo de batalla, veinticinco de éstos se suicidan cuando regresan a su país. República Dominicana ratifica, en medio de unas elecciones presidenciales, estar plagada de grandes corruptos y enormes corruptores. La dicotomía de paz y guerra tan útil para Balaguer y Estados Unidos en 1966, se reeditaba para que el grupo corporativo siguiera controlando la economía nacional.
Junio comprueba cómo se trata de robarnos la memoria en torno al héroe Francisco Caamaño Deñó. La verdad no puede ser escrita sin desarrollar enorme lucha contra las mentiras oficiales.
Julio evidencia que el robo de estructuras y cables de metal cuenta con complicidad oficial ante la negligencia evidente del Ministerio de Obras Públicas. Proponer una reforma policial pasa a ser la propuesta más cínica e hipócrita de la historia. No se requiere reforma policial, sino clausura y botar la llave en medio del océano. El sistema político nacional tiembla tan pronto como alguien menciona respeto por la ley.
Agosto confirma que el corrupto sistema político administrador del país tiene excepciones honestas en Altagracia Paulino y Roberto Cassá. El país soportó estoicamente la pataleta histérica (no histórica) del Presidente saliente quien inauguró obras cuyas construcciones no habían sido iniciadas en vano afán por complacer su narcisismo crónico e irremediable. La Historia enseña como cada gobierno que asume el poder al final resulta peor que el anterior.
La nueva administración no atina a descubrir que la credibilidad es una calle de dos vías y que los políticos gobernantes ninguna les queda. El despilfarro del Corredor Duarte demostró cómo una obra puede ser obsoleta antes de ser inaugurada. Encontrar heces fecales en la producción nacional de salami confirma la indefensión vivida por el consumidor dominicano, huérfano de un Poder Ejecutivo que lo defienda.
Octubre destaca que los gobernantes nos creen imbéciles y por eso nos tratan como tales. Los salientes compraron los medios de comunicación, con periodistas incluidos, como forma de encubrir sus saqueos. Desprecian las soluciones de bajo costo porque no les permiten enriquecerse a velocidad del sonido.
Noviembre se ilumina cuando Los Muchachos retornan victoriosos y con mucha energía al escenario político nacional. Recuerdan a 1844, 1863, 1947, 1959, y 1965 reforzando las esperanzas de que no todo está perdido.
Terminó el 2012 con un gobierno bikini que solo muestra lo que le conviene, eso sí, ocultando cuanta perversidad han cometido sus antecesores y socios en los ocho años recientes.
Enero, comprobó que las librerías se extinguen como vela de sebo y que el único deber de los historiadores es expresar la verdad. Obama negocia con los talibanes en Afganistán al no poder vencerlos a fuerza de guerra. El túnel en solo un sentido por la avenida Ortega y Gasset hacia la Universidad Autónoma de Santo Domingo fue un asalto a mano armada contra la economía nacional.
Febrero, pudo comprobar que los auspiciadores del Metro mienten y se desmienten todos los días enredándose con un nudo imposible de desatar. El enriquecimiento ilícito obliga al grupo gobernante a aferrarse al poder violando Constitución y leyes. Descubrimos la caoba que envuelve el mausoleo de Che Guevara en Santa Clara, Cuba, como dominicana. Las cancelaciones de visas de Estados Unidos a funcionarios gubernamentales se convirtieron en secreto de Estado.
Marzo encontró al entonces Presidente de la República distrayendo a la nación con ditirambos mentirosos mientras asesinaban, sin razón aparente, a un hijo de Claudio Caamaño Grullón. Todavía la justicia no encuentra el camino hacia la condena del matador.
Abril fue cuando la gente del Metro descubrió el agotamiento de las mentiras para ocultar las perversidades de ese despilfarro. Mientras, el sentido común descubría que los corruptos se benefician más del desorden y la ineficiencia. Este glorioso mes recordaba que la historia de los militares constitucionalistas todavía está por elaborarse, tomando en cuenta los rumbos y actitudes que tomaron después de 1965.
Mayo descubría que por cada militar estadounidense muerto en el campo de batalla, veinticinco de éstos se suicidan cuando regresan a su país. República Dominicana ratifica, en medio de unas elecciones presidenciales, estar plagada de grandes corruptos y enormes corruptores. La dicotomía de paz y guerra tan útil para Balaguer y Estados Unidos en 1966, se reeditaba para que el grupo corporativo siguiera controlando la economía nacional.
Junio comprueba cómo se trata de robarnos la memoria en torno al héroe Francisco Caamaño Deñó. La verdad no puede ser escrita sin desarrollar enorme lucha contra las mentiras oficiales.
Julio evidencia que el robo de estructuras y cables de metal cuenta con complicidad oficial ante la negligencia evidente del Ministerio de Obras Públicas. Proponer una reforma policial pasa a ser la propuesta más cínica e hipócrita de la historia. No se requiere reforma policial, sino clausura y botar la llave en medio del océano. El sistema político nacional tiembla tan pronto como alguien menciona respeto por la ley.
Agosto confirma que el corrupto sistema político administrador del país tiene excepciones honestas en Altagracia Paulino y Roberto Cassá. El país soportó estoicamente la pataleta histérica (no histórica) del Presidente saliente quien inauguró obras cuyas construcciones no habían sido iniciadas en vano afán por complacer su narcisismo crónico e irremediable. La Historia enseña como cada gobierno que asume el poder al final resulta peor que el anterior.
La nueva administración no atina a descubrir que la credibilidad es una calle de dos vías y que los políticos gobernantes ninguna les queda. El despilfarro del Corredor Duarte demostró cómo una obra puede ser obsoleta antes de ser inaugurada. Encontrar heces fecales en la producción nacional de salami confirma la indefensión vivida por el consumidor dominicano, huérfano de un Poder Ejecutivo que lo defienda.
Octubre destaca que los gobernantes nos creen imbéciles y por eso nos tratan como tales. Los salientes compraron los medios de comunicación, con periodistas incluidos, como forma de encubrir sus saqueos. Desprecian las soluciones de bajo costo porque no les permiten enriquecerse a velocidad del sonido.
Noviembre se ilumina cuando Los Muchachos retornan victoriosos y con mucha energía al escenario político nacional. Recuerdan a 1844, 1863, 1947, 1959, y 1965 reforzando las esperanzas de que no todo está perdido.
Terminó el 2012 con un gobierno bikini que solo muestra lo que le conviene, eso sí, ocultando cuanta perversidad han cometido sus antecesores y socios en los ocho años recientes.
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