jueves, 13 de diciembre de 2012

Los corruptos del otro

El anuncio del procurador general de que iniciaría un proceso por corrupción contra el senador Amable Aristy es otra pantomima consentida de un gobierno que no sabe qué hacer con un tema tan caliente y tan cercano.

Entendámonos: toda la información conocida sobre Amable Aristy sugiere que es uno de los seres más deprimentes de la política dominicana, donde ciertamente abundan los competidores. Es un caporal político que a fuerza de clientelismos baratos ha hecho de su atrasada provincia un bastión inexpugnable. Con absoluto desenfado ha movido fichas, colocándose o dejándose suceder por familiares y amigos, como si se tratara de una cofradía hatera.

Y también todo lo que conocemos sugiere que es absolutamente corrupto.

Desde la Liga Municipal Dominicana –donde gobernó por una década- hizo y deshizo con los fondos municipales, y tras cada rendición de cuentas todos observamos con pavor que este individuo manejaba sumas astronómicas de dinero sin ningún control o transparencia. El helicóptero en que se movió por todo el país fue adquirido con esos fondos, y luego sirvió para realizar su campaña electoral como candidato de ese vertedero del conservadurismo decimonónico que es el Partido Reformista. La campaña adquirió notoriedad por haber llevado la procacidad y el mal gusto hasta niveles que todos sospechábamos inalcanzables.

Por todo ello vale la pena investigar a Amable Aristy, y si lo que buena parte de la opinión pública cree es cierto, debe ser procesado y encerrado por tanto tiempo como grande ha sido su desfalco y el mal social que ha creado.

Solo dos cosas.

Ante todo, que Amable Aristy no llegó a la LMD caminando, sino en andas de Leonel Fernández y de toda la cuadrilla peledeista que le acompaña. Su entronización en 1999 se hizo con uso de la fuerza pública movilizada por el gobierno. Y nunca faltaron elogios y señitas desde el palacio, donde nunca se movió un dedo contra sus desmanes. En 2003 y 2007, tras rendiciones de cuentas que sugerían todas las irregularidades del mundo, el PLD coordinó el apoyo unánime al que se plegaron siempre nuestros valientes y probos alcaldes. Y todavía en 2012 fue recibido en palacio por el presidente para evaluar si podía sumarlo a la costosísima campaña de Danilo Medina.

Por tanto, el caso de Amable Aristy es otro caso caliente muy cerca del PLD y de Leonel Fernández.

Lo que lo hace políticamente transable es que este individuo se alió al PRD en las pasadas elecciones (lo que evidentemente le restó al PRD más de lo que le dio) y que los ripios reformistas aliados al gobierno del PLD lo detestan. Por tanto, arañarlo (no creo que de otra cosa se trate) es una componenda perfectamente digerible por el poder y para el poder.

Es juzgar al corrupto de los otros. Y aunque todos los corruptos son igualmente repudiables, evidentemente unos y otros no significan lo mismo para nuestra clase política. En resumen se trata de fuegos artificiales para inflar los ánimos de los desalentados seguidores y ver si se logra confundir a la opinión pública que está exigiendo castigos para estos depredadores sociales, trátese de Amable Aristy, de César Medina, de Féliz Bautista o de Leonel Fernández.

El procurador general, con esta nueva pantomima consentida me recordó lo que decía uno de los generales inolvidables de Carlos Fuentes: “para los amigos, la justicia; para los enemigos, la ley”.


Haroldo Dilla Alfonso

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