Lisselote Marte de Barrios aseguró que “Con los recursos que se distraen a través de las distintas instancias del Estado se podrían hacer dos República Dominicana”, indicando que la fiscalización que realizan en la Cámara de Cuentas “no la quiere nadie, porque no hay una cultura de rendición de cuentas en el país, como en muchos otros países”.
Hablemos primero de la fiscalización de la Cámara de Cuentas. Son cientos de auditorías que están colgadas en la página de la institución, en su mayoría con irregularidades y nada pasa. Es como que las auditorías pasan desapercibidas, o que le restamos importancia a lo que arrojan. Cientos de millones de pesos esfumados ante nuestros ojos y a nadie le duele. Y no me refiero sólo de las grandes auditorías, sino a las de pequeños municipios o juntas distritales que dependen de esos 500 mil pesos mensuales que reciben, sin embargo se lo reparten como patrimonio familiar en muchas ocasiones o disponen del dinero a su antojo.
Segundo, hablemos del concepto de rendición de cuentas. Sí es verdad que a nadie le gusta rendir cuentas, o por lo menos en términos económicos. Pero cada año en algunas instituciones, o cada 4 años, vemos unas memorias con muchísimas fotografías de eventos, obras, y un gran figureo con el presidente de turno, lo que en la realidad son más relaciones públicas que cualquier otra cosa.
Tercero, ¿quién debe exigir que se rindan cuentas? ¿Quién debe exigir que se tomen medidas con respecto a esas auditorias que revelan irregularidades? Si le dejamos esta tarea sólo a las autoridades, estamos perdidos. Somos nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes los que debemos exigir. Recuerden que nos unimos en la lucha por el 4 por ciento para la educación y se logró. Los reclamos por los terrenos de Bahía de la Águilas y la Barrick Gold también fueron escuchados. Unidos hemos demostrado que nos importa nuestro país. Exijamos La rendición de cuentas a todos, no importa que guste o moleste, porque el erario del Estado nos pertenece a todos.
Por Noticias SIN
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